martes, 5 de junio de 2012

A LIMPIAR LA CASA DE PEÑA Y AMLO, LLAMA JOSEFINA. OPINIÓN DE JOSÉ LUIS CAMACHO ACEVEDO.


EL ÚLTIMO JALÓN: JOSEFINA CORRE A MOLINAR; EPN Y AMLO PONEN BARBAS A REMOJAR.
José Luis Camacho Acevedo.
En este espacio repetimos, y razonamos, en varias ocasiones que Josefina Vázquez Mota se mordía la lengua y le escurría sangre por la boca cuando, por citar una de sus más “lapidarias” amenazas, decía que metería a la cárcel a Moreira.
Convertida en la Tigresa de las campañas presidenciales, Vázquez Mota arremetió igual contra el pillo de Tomás Yarringtón y Eugenio Hernández. De los colaboradores de López Obrador la panista siempre ha tenido como piezas de caza favoritas a René Bejarano y su esposa Dolores Padierna.
Jamás se refirió a que en su equipo estaban personajes de la calaña de Juan Molinar Horcasitas o el prófugo y ratero gobernador con permiso de Guanajuato Juan Manuel Oliva Ramírez.
 Candidatos naturales a ser encarcelados, para cumplir el deseo de Vázquez Mota expresado en Torreón, son Molinar, Bruno Ferrari, Luis Téllez, los responsables de La Estela de la Luz, Juan Manuel Oliva, varios colaboradores de Genaro García Luna, Juan Ignacio Zavala, César Nava, Germán Martínez, el actual gobernador de Baja California y muchos, pero muchísimos panistas más.
Es difícil que con esta decisión al cuarto para las doce Vázquez Mota repunte en las preferencias electorales. Tal parece que la decisión de los electores mexicanos con respecto a ella está definida y no la votarán, tanto por ser una pésima candidata, como pertenecer al partido que ahora tiene hundido a México en el caos más grave que haya sufrido en lo social y en lo económico.
Pero la acción de Vázquez Mota tiene otra lectura, que puede ser más importante para la salud pública de México, que la simple sacudida de un señalado corrupto como Molinar.
Para Enrique Peña Nieto  y Andrés Manuel López Obrador es un aviso muy a tiempo.
De qué le sirve al mexiquense que mantengan en el PRI funcionando a José Murat o, mucho más grave, a otro ex gobernador que ha sufrido durísimos ataques como es Miguel Osorio Chong.
Si ya Peña Nieto dejó en claro que solamente mantiene en calidad de conocido a Carlos Salinas, pero que ni éste es su amigo íntimo y menos que el innombrable sea su asesor; porqué no aprovecha la “coyuntura Molinar” y se sacude a los que se dicen sus más influyentes colaboradores y que ni siquiera lo ven y menos trabajan para el candidato puntero en las encuestas.
Esa es una tarea que debe cumplir con rapidez, sensibilidad y muy buena información Luis Videgaray Caso.
Y en la acera de los amarillos la lista de “colaboradores” de los que debe deshacerse, o cuando menos deslindarse, Andrés Manuel López Obrador, es más larga que la distancia entre el DF y Macuspana.
Los que mas irritada tienen a la sociedad en todos sus niveles, desde simples contribuyentes hasta empresarios de gran nivel, no son los emblemáticos René Bejarano, el inefable señor de las ligas, o Carlos Imaz, los dos actores de los videos del pillazo argentino Carlos Ahumada.
Los más peligrosos están parcialmente cubiertos.
Sin duda que los colaboradores de Marcelo Ebrard ligados al sector inmobiliario son los que AMLO directamente debe investigar para evitar que le revienten una bomba que supere con mucho al escándalo de la Charola de las Lomas de Costa Bonino, Creel, Mandoki y compañía.
Marcelo Ebrard, Juan Enríquez, Jorge Rosillo y su jefe real, Manuel Camacho, siguen siendo la punta de un iceberg de corrupción que molesta e indigna a muchos empresarios metropolitanos en la zona del DF.
Y los tentáculos de la pandilla de Manuel Camacho están más allá de las fronteras mexicanas. López Obrador debe dejar sus excesos de confianza a un lado. Es cierto que es difícil que al tabasqueño lo pillen en una falta grave como las de Erbrard, el hermano de Leonel Godot o el ex gobernador de Baja California Sur Narciso Agundez.
Pero AMLO está en la mira de grandes intereses como para andar caminando por la vida con un desparpajo cobijado por la frase de un poeta. Su plumaje es de los que no mancha el lodazal del pantano. La cagada, diría la culterana Mariana Gómez del Campo.
Enrique Peña Nieto y Amdrés Manuel López Obrador, sin el protagonismo inútil de Josefina que piensa que con correr de su campaña al impresentable Juan Molinar ya le quitó el desprestigio a doce años de corrupción e ineficiencia panista, deben poner sus barbas a remojar.
Hacer deslindes cuidados, pero claros, de todos aquellos que por sus propias acciones se han condenado a la banca política.

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