viernes, 30 de septiembre de 2011

Casa de Trosky. 40 años después.

1940: Asalto a la casa de Trotsky

María Luisa Erreguerena Albaitero

marialuisaerre@hotmail.com

Lo sorprendente de los libros es que siempre termina por ser un diálogo entre el escritor y el lector. Así que en esta ocasión yo voy a participar con ustedes de lo que fue para mí, lectora en solitario, el viaje al universo que nos presenta Natura Olivé.

Lo primero que me sorprendió es esa anotación que explica como el punto de vista de la historiografía, al menos en algunas escuelas, ha cambiado desde considerar a los protagonistas únicamente a los individuos que detentan el poder hasta a las personas comunes. De tal manera que cada individualidad, su experiencia vital, conforma la historia (cito a Olivé):

“Cada Individualidad refleja su mundo, su tiempo histórico. La condición humana conlleva historicidad, ésta es la esencia del ser humano, por ella se distingue de los otros seres vivos y esta distinción hace que toda vida humana pueda ser objeto de estudio para la historiografía”.

Congruente con este pensamiento la autora presenta la historia de dos personas: de Julia Barradas Hernández y de Águeda Serna Moral. Nos cuenta que las eligió después de buscar a mujeres comunistas que estuvieran fuera de la esfera del poder, de la toma de decisiones.

Es digno de celebrar la valentía de la autora para señalar la memoria de dos militantes anónimos, casi, en la historia.

Tengo que admitir que no es lo más correcto políticamente. En estos tiempos, tal vez como en todos, es más fácil decir loas a los poderosos que recordar a los no recordados. En eso radica, desde mi punto de vista, la importancia de este libro.

Julia Barradas Hernández parece una mujer capaz de romper los esquemas tradicionales, y el luchar por una causa noble le es muy costoso: Doña Julia ve morir de hambre a uno de sus pequeños, ve regresar a su marido casado con otra mujer y sin embargo no pierde su capacidad de soñar (cito a Olivé):

“Para Julia Barradas su militancia política no tuvo nada de pragmática, era vivir la utopía, esperar un sueño que se realizaría no en el cielo, sino aquí en la Tierra…. Doña Julia lo esperaba”

Pero estamos hoy aquí en la casa de Trotsky y el libro narra el asalto. El sábado 25 de mayo de 1940 los periódicos dan cuenta del “Temerario asalto a la casa de León Trotsky”, dan una relación de hechos bastante fantasiosa y acusan al mismo Trotsky de un autoasalto.

Cuando leí esta parte de la historia no pude evitar el sentir indignación. Como Julia y Ana María dan sus verdaderos nombres, su domicilio, como salen huyendo sin tener ningún plan preparado, como son apresadas y no cuentan con apoyo del partido ni de sus militantes. En el más absoluto abandono viven la experiencia de la cárcel y allí permanecen cerca de un año.

Cuando salen, Siqueiros (Angélica su compañera) les da algo de dinero. Todos las rehúyen. Los compañeros del partido, alguna familia. Se ven solas y abandonadas a su suerte.

Desafortunadamente ésta es la historia de Julia.

Aquí me pregunté si tiene sentido hoy 2011, siglo XXI, retomar esa vieja historia. Si es que no han cambiado los tiempos lo suficiente para olvidar el pasado.

La respuesta es, que yo creo, que los tiempos permanecen. La injusticia que sucedió sigue siendo vigente y lo peor es que no hay reparación posible. Lo único que podemos hacer es entender y evitar que se vuelva a repetir.

Natura Olivé nos habla, después, de los sueños que habitaron en el siglo XXI (cito a Olivé):

“Se extendió por todo el planeta la creencia de que en un lugar de la Tierra había surgido un mundo nuevo. A esta fe se sumaron desde las voces más anónimas hasta las de grandes pensadores y artistas. Expresaban así su confianza en la perfectibilidad de la condición humana”.

Julia encontró resonancia en estos sueños; ella también deseaba un mundo equitativo e igualitario.

Olivé analiza después la actuación de Julia y Ana María su compañera en el asalto a la casa de Trotsky. Su misión fue hacerse amigas de los guardias de la casa. Cinco al momento del asalto, sacar cierta información que obtuvieron y emborracharlos. Una vez cumplido su objetivo desaparecer y así lo hicieron. Sin recibir ni las gracias ni el apoyo que merecían.

Olivé menciona como narra Siqueiros, en sus memorias, el asalto y la diferencia con los hechos documentados y con las palabras que explican las mujeres. Me temo que sería cómico si no hubiera sido tan doloroso para Julia y Ana María.

Por último en el libro se presenta a Mura, la esposa española del que fuera marido de Julia. Cito a Olivé:

“Me llamo Águeda Serna Moral, pero todos me conocen como Mura. Nací en Herrera de Pisuegra, en Palencia, España, en 1917.”

Cuenta como a los 17 años entró al Partido Comunista Español, trabajó como enfermera durante la Guerra civil española y luego en un grupo guerrillero. En 1938 a los 21 años se casó con un mexicano Miguel Julio Justo y vino a México.

En 1942 se separa del marido. Continúa su militancia hasta que un día Fernando Granados Cortés, uno de los dirigentes del partido, le manda llamar para decirle “Los españoles dieron órdenes de que ya no participes en el PCM”, y así termina su militancia en 1949.

Ella sigue creyendo en su sueño quijotesco. Pero su participación política es imposible. Se le rodea de desconfianza. Se le deja sola.

Me gustaría pensar que es imposible que por una venganza de algún líder del Partido Comunista Español se perjudique así a una mujer y, sin embargo, sé que es posible.

Este fue a grandes rasgos mi viaje por el universo que nos presenta Natura Olivé. Desde luego yo los invito para que lean el libro.

Creo, sin duda, que nos encontramos con una autora lúcida y valiente que nos presenta los hechos, los analiza y nos da un espacio enorme para plantearnos muchas preguntas ¿Podremos realmente aspirar a un mundo más justo y equitativo para las mujeres? Si revisamos este pasado me quedan serias dudas.

Para finalizar quiero comentar que la presentación de un libro siempre tiene algo de milagroso; es decir de ser un suceso que acontece contra las posibilidades.

Es la conjunción de los espejos lo que nos permite hoy presentar este libro. El esfuerzo de Natura Olivé, desde la concepción del libro, su investigación, su escritura, su corrección, que da por resultado un libro de excelente calidad, el editor con la visión suficiente para creer en él, para arriesgarse y publicarlo y la actitud generosa del lector que comparte su tiempo, sus dudas su inteligencia.

Quisiera cerrar mi participación con las palabras con las que inicia Dickens “Historia de dos ciudades” porque creo que es una buena definición de esos y de estos tiempos…

“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestros más notables autoridades insisten en que, tanto lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.”

Por su atención muchas gracias.

* Texto leído en la presentación del libro Asalto a la casa de Trotsky. Testimonio, sueño y realidad, de Natura Olivé, Ediciones de Educación y Cultura (www.edicioneseyc.com), el 1 de septiembre de 2011.

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