domingo, 16 de octubre de 2011

Crisis mundial avanza

Naturaleza de la crisis

Héctor Barragán Valencia

hector_barragan@hotmail.com

¿Por qué las crisis sistémicas, como la que vivimos, causan tantos sinsabores y dolor? La historia de la humanidad nos revela la existencia de diferentes arreglos sociales, que abarcan la política, la economía, las instituciones, la cultura, el arte, los valores… en suma, las diversas manifestaciones humanas. Estas expresiones propician y auspician la reproducción de una sociedad determinada. Todas ellas son el fruto de formas de ver e interpretar la vida, de convenciones, de intereses, de asociaciones, de pesos y medidas, de elecciones y selecciones, etcétera, que conforman los grandes consensos, a los cuales suelen llamárseles pactos sociales. La regla de estos sistemas o regímenes es que todos sus miembros ganan algo; no son de suma cero donde lo que unos ganan los otros lo pierden: es ganar-ganar.

Cuando en estos ordenamientos sociales la norma principal es la exclusión, es decir, que las mayorías dejan de ganar algo y que las elites son las únicas que ganan a expensas de los demás grupos sociales, entonces se rompen los consensos y se fractura el pacto social. En ese momento se presentan las crisis sistémicas porque se quiebran los sistemas sociopolíticos. Al parecer este es el momento que vivimos aquí, en México, y casi en todo el mundo. Este orden social dejó de funcionar cuando se subordinaron los intereses de las personas al capital financiero y a un puñado de oligopolios industriales, que concentran la riqueza, que despojan y arruinan a pueblos enteros.

Un ejemplo de este proceso depredador ocurre en Europa. Las etapas de la descomposición son estas: primero se permitió la caída del nivel de vida; más tarde se elevó el ingreso mediante el recurso a la deuda; tercero se escaló el endeudamiento convirtiendo activos, como la vivienda, en avales; siguió la especulación con esos títulos; y llegó la quiebra; los bancos son rescatados a costa de la estabilidad financiera y el empobrecimiento de las naciones, y finalmente los fondos de esos rescates son usados para especular contra los endeudados gobiernos, apostando a su bancarrota. Como se ve, es un juego de suma cero.

Aunque hay un pero: la quiebra de Grecia arrastrará a la banca francesa, a la española y éstas arruinarán a la alemana, que a su vez causará un efecto dominó en Inglaterra, Estados Unidos y Asia. El ansia de poder y riqueza de los especuladores mata a la gallina de los huevos de oro. Esa alianza de intereses e ideologías predatorias nos condenan. Lo dicho: estamos frente a una crisis sistémica. Y no está a la vista la nueva coalición política y social que propicie la formación de un nuevo orden. Por tanto, la crisis tenderá a agravarse antes que veamos la luz.

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