jueves, 15 de diciembre de 2011

Calderón y Los Chuchos atrapados en Guerrero

GUERRERO SEGURO: LOS CHUCHOS, ANGEL HELADIO Y CALDERÓN CONTRA LA PARED.
José Luis Camacho Acevedo.
La gravedad del problema ocasionado por la muerte de dos estudiantes normalistas en la autopista del Sol se refleja en la declaración del gobernador guerrerense, Angel Heladio Aguirre, que publica en su nota principal Excelsior: “No me voy a ir del gobierno”.
Para desalojar una manifestación de cualquier naturaleza que afecte el desarrollo de las actividades de terceros e implique una violación a las leyes en la materia, existen protocolos en todo el mundo por parte de los cuerpos de seguridad encargados de proporcionar condiciones de tránsito y labor a los ciudadanos.
En este evento lleno de sangre, o fallaron los protocolos mencionados o simplemente no existen en México. Desalojar a un puñado de normalistas rurales a base de disparos de armas largas, seguramente no fue lo más apropiado para resolver el bloqueo carretero que se produjo en la autopista del Sol.
Hasta allí la historia de un acontecimiento lamentable e indignante.
Los actores en dicho evento son el gobernador de Guerrero Angel Heladio Aguirre con sus agentes ministeriales y el presidente Felipe Calderón representado por los elementos de la Policía Federal que maneja el secretario de Seguridad Genaro García Luna.
Grotescamente estos actores del evento se avientan la responsabilidad conforme pasan las horas. Ayer en el programa Tercer Grado, siempre zorruno, Joaquín López Dóriga decía: “Y esto es apenas del principio de un acontecimiento que tardará tiempo en aclararse y deslindar responsabilidades”.
No se ha logrado aclarar, a pesar de todos elementos periciales disponibles actualmente, quienes fueron los autores materiales y menos quienes los responsables administrativos dentro del sector público
Los costos políticos en medio del proceso electoral que definirá quién será el próximo presidente de México son altos. El precio que se tendrá que pagar, por establecer un paralelismo tétrico, será el de saber quién de Angel Heladio Aguirre o Felipe Calderón se convierte en el Gustavo Díaz Ordáz del inicio de la segunda década del siglo 21.
Si el asunto permanece irresuelto, o más grave, si ambas autoridades tratan de soterrarlo, las protestas civiles se incrementarán a mayor velocidad de lo que lo están haciendo ya en estos momentos.
Ängel Heladio Aguirre y Felipe Calderón, quien resulte responsable, se convertirá en un lastre para el PRD y el PAN respectivamente en el desarrollo de las campañas presidenciales.
Al gobernador Aguirre lo compraron en la subasta de las inconformidades políticas los integrantes del grupo conocido como “Los Chuchos”. Luego involucraron a Marcelo Ebrard quien se convirtió en su principal apoyo político, y muchos afirman que también financiero, del resentido ex priísta que compitió con el oscuro Manuel Añorve Baños.
Hasta hoy ni Los Chuchos, y menos Ebrard, han salido a defender a “su” gobernador que está en peligro de caer.
Aguirre tiene en su haber el negro historial de haber sido actor, pasivo o activo, nadie sabe, en la matanza de Aguas Blancas que costó la vida decenas de campesinos guerrerenses. Su afinidad con uno de los personajes más siniestros del viejo PRI, Rubén Figueroa, lo tiene marcado políticamente para siempre.
Las últimas indagatorias, y una pesada mano de la secretaría de Gobernación en relación a la intervención de los policías del gobernador, hacen suponer que las autoridades estatales serán la parte delgada por donde se romperá finalmente el hilo.
A corto plazo, o cae Angel Heladio Aguirre y el problema pasa de lo político a lo ministerial, o una defensa a ultranza de los Chuchos que lo prohijaron, puede prolongar este problema que levantará más ámpula a nivel nacional de la que ya se percibe.
A la orilla de la autopista del Sol, Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto, contemplan con tristeza como se ensucia el escenario nacional donde se desarrolla el proceso electoral que puede llevar a la presidencia de la república a cualquiera de los dos, sin que ellos tengan la menor responsabilidad en estos hechos de sangre que hoy conmocionan al país.

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