jueves, 5 de enero de 2012

AGONIZA EL PROTOCOLO DE KIOTO

El pálido segundo capítulo de Kioto

Enrique Torres / Prensa Latina
difusion@cl.prensa-latina.cu

Durban. Tras dos intensas semanas de negociaciones, la XVII conferencia de la ONU sobre cambio climático logró anunciar un pálido segundo período de compromisos del Protocolo de Kioto, muy lejano de lo que realmente requiere la salud del planeta.
Y no sólo porque en esa segunda etapa de Kioto estarán ausentes Estados Unidos, Canadá, Rusia y Australia entre otros grandes emisores de gases de efecto invernadero, sino además porque la enmienda adoptada en la ciudad surafricana de Durban muestra debilidades.
Cuando parecía que el foro se desvanecía en su segundo fin de semana ante la falta de consenso, la enmienda tomó vida junto a una hoja impuesta por la Unión Europea para otro instrumento jurídicamente vinculante en 2015, con metas de mitigación cuantificadas.
Pero la cláusula promovida por las naciones del Viejo Continente está dirigida a incluir en los compromisos de mitigación no sólo a los países desarrollados, sino también a naciones emergentes y en vías de desarrollo.
Dicha fórmula, echa por tierra el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, establecido en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre cambio climático.
El objetivo es que tal compromiso, cuya naturaleza jurídica está sujeta a discusión, entre en vigor para el año 2020, según el condicionamiento europeo.
En los minutos finales de la reunión, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) declaró que, por su espíritu constructivo y afán de avanzar, apoyaría las decisiones de la conferencia, pero consciente de las debilidades.
"El paquete que se nos ha presentado genera desilusión y frustración, por su inequidad, por el peso que pone sobre nuestros países en desarrollo, por la falta de claridad en las metas de mitigación de los países desarrollados para el segundo período de compromisos del Protocolo de Kioto, frágil y poco contundente", expresó en el plenario la ministra ecuatoriana de Patrimonio, María Fernanda Espinosa.
Al hablar en nombre del bloque, la titular señaló que las decisiones no fortalecen un mecanismo financiero de la Convención, ni dan solución inmediata a promesas poco claras de fondos justos, nuevos, adicionales, previsibles y públicos, que puedan ser equitativamente distribuidos, así como medidos, verificados, transparentes y consistentes.
Además de Ecuador, el Alba está integrada por Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Dominica y Antigua y Barbuda.
Decisiones de Durban. La enmienda sobre el Protocolo de Kioto indica que su segunda etapa de vida entrará en vigor el 1 de enero de 2013. El documento adoptado como decisión generó candentes debates ya que no incluye una enmienda al Anexo B del Protocolo con nuevas metas de mitigación de los gases de efecto invernadero bien precisas para los países industrializados, máximo reclamo de las naciones subdesarrolladas en esa cita. Las cifras aparecen reflejadas como "pledges" (promesas), pero no en forma de obligaciones cuantificadas del Protocolo, el único instrumento vinculante que tiene la comunidad internacional para fiscalizar el control de las metas de emisiones.
A pesar de esas limitaciones, prevaleció la decisión política de salvar el proceso negociador en el marco multilateral de Naciones Unidas, que se ha visto amenazado desde la conferencia de Copenhague en 2009.
El Protocolo de Kioto fue suscrito en 1997, ratificado por 156 países y luego rechazado por dos de los principales contaminantes del mundo, Estados Unidos y Australia.
En esencia establece el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en una media del 5.2 por ciento con respecto a los niveles de 1990, aunque en su Anexo B precisa metas enumeradas de mitigación por cada país, que expiran en 2012.
Durban también emitió la decisión de hacer operacional el Fondo Verde del Clima (FVC), cuya creación había sido aprobada en la conferencia de Cancún, a fines de 2010.
No obstante, a partir de lo negociado en Durban, durante el venidero año se tendrá que seguir discutiendo sobre las fuentes de financiamiento de ese instrumento, que no están bien precisadas en el proyecto.
Es de esperar que en un inicio sólo se produzcan pequeñas contribuciones voluntarias de naciones ricas de Europa, quizás países nórdicos, las cuales permitirán que el FVC se constituya con una sede, a la cual aspiran, entre otras naciones, México, Suiza y Singapur. No obstante, el dinero estará en el Banco Mundial, que a tono con los acuerdos de Cancún será la entidad de fideicomiso a cargo de esos recursos financieros, dinámica que no ha sido del agrado de varios países subdesarrollados, pero que a toda luz resulta inamovible.
Según la metodología pactada, una vez puesto en marcha el FVC, se pediría a los grupos de trabajo propuestas para la junta que lo dirigirá, la cual sería constituida alrededor de marzo venidero y por ende no se reuniría hasta abril. Dicha junta propondría la sede del FVC, de manera que el mecanismo no tendrá casa hasta mediados de año.
En cuanto al financiamiento, se contempla un programa de trabajo para comenzar a explorar las fuentes, alrededor de las cuales hay opiniones divergentes.
Los países industrializados se resisten a que las fuentes principales sean públicas, y apuestan al sector privado, pero este último también se niega a llevar el peso fundamental, que implicaría gravámenes para la recuperación de los recursos. Las naciones subdesarrolladas prefieren la garantía de fondos públicos y sistemáticos.
La realidad es que durante un año más será necesario discutir estos temas para que exista cierta claridad en los orígenes del dinero. Los delegados adoptaron también la decisión de poner en marcha el Comité de Adaptación y el de Tecnología, así como otro de finanzas, implementados por el Grupo de Cooperación a Largo Plazo de la Convención, a partir de los acuerdos de Cancún y del Plan de Acción trazado en Bali, Indonesia.
Diagnóstico de la ciencia. Según los resultados de cuatro informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), en los años comprendidos entre 1906 y 2005 se registró un incremento de las temperaturas medias globales de 0.74 grados centígrados.
El rango de aumento de ese indicador para la última década del siglo XXI, según los escenarios evaluados por el IPCC, oscilaría entre 1.1 y 6.4 grados centígrados, de manera que, si se cumple el más pesimista de los escenarios, el aumento de las temperaturas globales en los siglos XX y XXI superaría los siete grados centígrados, con resultados desastrosos para la Tierra.
No pocos expertos han señalado que la humanidad se aboca al comienzo del período de la sexta extinción, a partir de que ya observa la desaparición de especies, probablemente como consecuencia del calentamiento global.
Un incremento de las temperaturas en el peor rango vaticinado por el reporte del IPCC podría conllevar la eliminación del 60 por ciento de las especies del planeta.
"No hay conciencia de que éste es un barco en el cual nos vamos a hundir todos si no se adoptan las medidas necesarias para salvar a la especie humana", comentó a Prensa Latina un experimentado diplomático al concluir la cita de Durban, que será sucedida por la de Qatar a fines de 2012.
Al foro de la ciudad surafricana, que se extendió del 28 de noviembre al 11 de diciembre, asistieron representantes de 194 países y bloques regionales, así como miembros de organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales.
Una gran marcha de los pueblos, en la que participaron caravanas de numerosos países africanos, mujeres, sindicatos y organizaciones juveniles, entre muchas otras agrupaciones, coreó la frase de "para todos y por siempre".
En disímiles discursos y carteles, los participantes lanzaron a los delegados de la conferencia el mensaje de que las decisiones de Durban debían ser inclusivas, tanto para países ricos como pobres, y que perduren en el tiempo para salvar definitivamente a la humanidad y no permitir que sea llevada a la muerte.
"Es hora de justicia climática", "El cambio climático nos mata", "Actuar ahora contra los contaminadores", fueron algunos de los llamados de la concentración, cuyas réplicas llegaron más de una vez a las puertas de la XVII conferencia, que desafortunadamente mostró decisiones muy lejanas de lo que realmente se requiere para preservar la salud del planeta.
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