¿QUÉ PRETENDE GUSTAVO MADERO UNIENDO AL PAN EN LA PROTESTA
DEL PRD?
José Luis Camacho Acevedo.
El todavía presidente del comité nacional del PAN, Gustavo
Madero, nunca se ha caracterizado por ser un político de batalla, un radical en
sus opiniones y menos un hombre de ideas cercanas a las de la izquierda.
El “sospechosismo” sobre las declaraciones de Gustavo Madero
de que iría junto al PRD en sus protestas por la presunta compra de votos del
PRI, específicamente dijo Madero, del asunto de las tarjetas MONEX, crece sobre
todo entre los panistas de la corriente encabezada por el presidente Felipe
Calderón, quien en un tiempo fue fiel seguidor de los doctrinarios que en su
última época fueron lidereados por el reconocido ideólogo Carlos Castillo
Peraza.
Corre la versión de que un grupo de la corriente del DIA,
encabezado por Manuel Camacho Solís, que dentro de la izquierda solo representa
los intereses de Marcelo Ebrard, ejecuta un plan B para negociar con Enrique
Peña Nieto.
La primera parte de este montaje político que tanto gusta
realizar a Manuel Camacho Solís (remember las negociaciones que pretendió hacer
con Cuauhtémoc Cárdenas en el 88 donde fue célebre su frase: “Su boca es medida
ingeniero” ofreciéndole varias secretarías de estado, para tratar de que el
michoacano depusiera en su actitud de cuestionar el resultado de unas
elecciones manchadas por la caída del sistema que permitió llegar a la
presidencia al cuestionado Carlos Salinas de Gortari) es radicalizar a Andrés
Manuel López Obrador en su protesta.
Analistas nacionales y extranjeros coinciden en que López
Obrador debe cuidar el gran capital político y social que tiene en México,
mismo que soportan los 15 millones de votos obtenidos en las elecciones del 1
de julio pasado, porque eso le coloca en un liderazgo superior, numérica y
moralmente, al de Raúl Castro en Cuba o Hugo Chávez en Venezuela. Quienes por
cierto ya reconocieron el triunfo de Enrique Peña Nieto por medio de las
correspondientes felicitaciones y expresiones de ofertas de proyectos de
colaboración bilateral.
En ese contexto, a Manuel Camacho y los intereses que le
rodean, su condición de líder de un corriente de centro-izquierda (que por el
momento detenta en México el PRI de Enrique Peña Nieto) queda en la más densa
de las nebulosos políticas.
Si Andrés Manuel López Obrador se radicaliza, compromete su
posibilidad de ser parte de la discusión de la agenda bilateral con Estados
Unidos o con la Unión Europea o los países más importantes de América Latina, y
perderá dolorosamente una calidad de interlocutor que tiene ya muy bien ganada
en esas latitudes.
Y a eso lo impulsan Manuel Camacho y su grupo (deslindando de
esa pandilla a Miguel Ángel Mancera que se ha reunido varias veces con López
Obrador después de las elecciones del 1 de julio) para quedarse con la
interlocución de la izquierda con Estados Unidos en el ejemplo más importante
para el país de unas relaciones bilaterales respetuosas en las que opinen todos
los actores con liderazgo en los grupos de migrantes.
Por ello la actitud del tambaleante dirigente nacional
panista Gustavo Madero de ir con los perredistas en la protesta por la
utilización de las llamadas tarjetas MONEX tiene una lectura de negociación que
huele a un colaboracionismo equivocado.
La mano de Manuel Camacho en la actitud de Gustavo Madero
puede estar cerca. La intención es hacer crecer la imagen de obsesivo y rebelde
de López Obrador. Camacho y asociados pretenden que el líder de MORENA
proteste, proteste y proteste. Y lo ponen cerca de la línea del martirologio
alentándole a que tenga como punta de lanza de su inconformidad a inexpertos
jovencitos, cuyos valores democráticos y enojo por la condición de empleo que
vive el país y en la cual tienen muy pocas esperanzas son muy válidos y
respetables, pero que pueden incurrir en pasos falsos y causar incluso la
aparición de un mártir que muera en el desarrollo de sus protestas.
Manuel Camacho quiere ser, por primera vez en su vida, un líder
real y no un maniobrero que con dinero arregla todo (remember la forma en que
desactivó la protesta petrolera en el Zócalo hace cerca de 20 años y la reedición
del episodio ahora con el retiro del SME del mismo lugar esta vez con Marcelo
Ebrard en el gobierno del DF). Y López Obrador es su principal obstáculo para
lograrlo.
¿Con quién negociará Gustavo Madero su protesta contra el
PRI? ¿Acaso con un dirigente de paja y sin dinero como Jesús Zambrano? ¿O con
los de Movimiento Ciudadano que no requieren del dinero de nadie y menos
Alberto Anaya del PT que vive su mejor momento al lado de AMLO?
El sospechosismo apunta a que puede ser el chorro de dinero
que obtienen los camachistas, entre otras fuentes, por los negocios inmobiliarios
desde el gobierno del DF, puede ser el argumento que esté convenciendo a un
derrotado Gustavo Madero que no hace honor ni al linaje ni a los principios de
su partido.
¿Cuánto vale la protesta de Madero?
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