lunes, 9 de julio de 2012

DUDAS SOBRE MADERO EN EL PAN


¿QUÉ PRETENDE GUSTAVO MADERO UNIENDO AL PAN EN LA PROTESTA DEL  PRD?
José Luis Camacho Acevedo.
El todavía presidente del comité nacional del PAN, Gustavo Madero, nunca se ha caracterizado por ser un político de batalla, un radical en sus opiniones y menos un hombre de ideas cercanas a las de la izquierda.
El “sospechosismo” sobre las declaraciones de Gustavo Madero de que iría junto al PRD en sus protestas por la presunta compra de votos del PRI, específicamente dijo Madero, del asunto de las tarjetas MONEX, crece sobre todo entre los panistas de la corriente encabezada por el presidente Felipe Calderón, quien en un tiempo fue fiel seguidor de los doctrinarios que en su última época fueron lidereados por el reconocido ideólogo Carlos Castillo Peraza.
Corre la versión de que un grupo de la corriente del DIA, encabezado por Manuel Camacho Solís, que dentro de la izquierda solo representa los intereses de Marcelo Ebrard, ejecuta un plan B para negociar con Enrique Peña Nieto.
La primera parte de este montaje político que tanto gusta realizar a Manuel Camacho Solís (remember las negociaciones que pretendió hacer con Cuauhtémoc Cárdenas en el 88 donde fue célebre su frase: “Su boca es medida ingeniero” ofreciéndole varias secretarías de estado, para tratar de que el michoacano depusiera en su actitud de cuestionar el resultado de unas elecciones manchadas por la caída del sistema que permitió llegar a la presidencia al cuestionado Carlos Salinas de Gortari) es radicalizar a Andrés Manuel López Obrador en su protesta.
Analistas nacionales y extranjeros coinciden en que López Obrador debe cuidar el gran capital político y social que tiene en México, mismo que soportan los 15 millones de votos obtenidos en las elecciones del 1 de julio pasado, porque eso le coloca en un liderazgo superior, numérica y moralmente, al de Raúl Castro en Cuba o Hugo Chávez en Venezuela. Quienes por cierto ya reconocieron el triunfo de Enrique Peña Nieto por medio de las correspondientes felicitaciones y expresiones de ofertas de proyectos de colaboración bilateral.
En ese contexto, a Manuel Camacho y los intereses que le rodean, su condición de líder de un corriente de centro-izquierda (que por el momento detenta en México el PRI de Enrique Peña Nieto) queda en la más densa de las nebulosos políticas.
Si Andrés Manuel López Obrador se radicaliza, compromete su posibilidad de ser parte de la discusión de la agenda bilateral con Estados Unidos o con la Unión Europea o los países más importantes de América Latina, y perderá dolorosamente una calidad de interlocutor que tiene ya muy bien ganada en esas latitudes.
Y a eso lo impulsan Manuel Camacho y su grupo (deslindando de esa pandilla a Miguel Ángel Mancera que se ha reunido varias veces con López Obrador después de las elecciones del 1 de julio) para quedarse con la interlocución de la izquierda con Estados Unidos en el ejemplo más importante para el país de unas relaciones bilaterales respetuosas en las que opinen todos los actores con liderazgo en los grupos de migrantes.
Por ello la actitud del tambaleante dirigente nacional panista Gustavo Madero de ir con los perredistas en la protesta por la utilización de las llamadas tarjetas MONEX tiene una lectura de negociación que huele a un colaboracionismo equivocado.
La mano de Manuel Camacho en la actitud de Gustavo Madero puede estar cerca. La intención es hacer crecer la imagen de obsesivo y rebelde de López Obrador. Camacho y asociados pretenden que el líder de MORENA proteste, proteste y proteste. Y lo ponen cerca de la línea del martirologio alentándole a que tenga como punta de lanza de su inconformidad a inexpertos jovencitos, cuyos valores democráticos y enojo por la condición de empleo que vive el país y en la cual tienen muy pocas esperanzas son muy válidos y respetables, pero que pueden incurrir en pasos falsos y causar incluso la aparición de un mártir que muera en el desarrollo de sus protestas.
Manuel Camacho quiere ser, por primera vez en su vida, un líder real y no un maniobrero que con dinero arregla todo (remember la forma en que desactivó la protesta petrolera en el Zócalo hace cerca de 20 años y la reedición del episodio ahora con el retiro del SME del mismo lugar esta vez con Marcelo Ebrard en el gobierno del DF). Y López Obrador es su principal obstáculo para lograrlo.
¿Con quién negociará Gustavo Madero su protesta contra el PRI? ¿Acaso con un dirigente de paja y sin dinero como Jesús Zambrano? ¿O con los de Movimiento Ciudadano que no requieren del dinero de nadie y menos Alberto Anaya del PT que vive su mejor momento al lado de AMLO?
El sospechosismo apunta a que puede ser el chorro de dinero que obtienen los camachistas, entre otras fuentes, por los negocios inmobiliarios desde el gobierno del DF, puede ser el argumento que esté convenciendo a un derrotado Gustavo Madero que no hace honor ni al linaje ni a los principios de su partido.
¿Cuánto vale la protesta de Madero?

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