LA PROTESTA POST ELECTORAL COMO FANTASMA PARA ENRIQUE PEÑA
NIETO.
José Luis Camacho Acevedo.
Hasta la noche de ayer los informes de casas encuestadoras
que siguieron procesando resultados de sus últimos sondeos, mismos que por
haber llegado ya fuera de tiempo para publicarlos, ampliaban la ventaja de
Enrique Peña Nieto sobre Andrés Manuel López Obrador de 14 a 18.5 puntos
porcentuales. El representante del PRI-Verde Peña Nieto obtendría un 42% de los
votos y el líder de Movimiento progresista, Andrés Manuel López Obrador 26% de
los sufragios.
Es previsible una asistencia de más de 50% del electorado que
contiene un listado nominal cercano a los 80 millones de mexicanos.
Basado en esa estimación Peña Nieto obtendría cerca de 20
millones de votos, la más alta votación alcanzada por candidato presidencial
alguno, y López Obrador lograría llegar a los doce millones de votos
aproximadamente.
En ese escenario la diferencia entre Enrique Peña y Andrés
Manuel López Obrador sería de 8 millones de votos.
Las nuevas disposiciones de la Ley Electoral en el sentido de
que en donde se den los supuestos para contar voto por voto en una revisión de
casillas competidas o en los que los sufragios anulados superen a los válidos,
por citar dos casos, podría superar en número las 40 mil casillas que fueron
recontadas en el 2009.
Si fuera el caso en las elecciones de hoy, que en los tres
días siguientes se vieran los funcionarios electorales obligados a revisar el
triple de casillas que las que tuvo recontar en el 2009 (que sería alrededor de
120 mil casillas) ni esas serían suficientes para remontar, ya no supongamos en
una ventaja de ocho millones de Enrique Peña sobre López Obrador; sino hasta de
menos de 4 millones.
Pero la protesta electoral, de darse en este proceso,
obedecerá a móviles puramente políticos y no contarán los factores matemáticos
manifiestos.
Aquí señalamos que López Obrador se comprometió a respetar
los resultados electorales, pero quedó claro que bajo el supuesto de que a
criterio de sus seguidores éstos fueran inobjetables. Y pueden serlo, pero
políticamente ya están objetados desde ahora.
Señalamos que López Obrador no se hará responsable de lo que
hagan como protesta post electoral el SME, las tribus del DF, el neonato Yo Soy
132 u otros simpatizantes radicales del tabasqueño.
El fantasma post electoral será pronto una realidad para el
mexiquense Peña Nieto, previsible ganador del proceso electoral de hoy.
Y la pregunta clave es: Qué capacidad negociadora tienen sus
principales operadores para salir adelante del inminente escenario de conflicto
post electoral?
Todo se lo volverán a dejar al talento de Luis Videgaray
Caso?
Invitarán a negociar a personajes como Manlio Fabio
Beltrones, con amplia experiencia y buenas relaciones con organizaciones
políticas de todo signo o Emilio Gamboa, un operador de los mejores que tiene el
PRI?
Los gobernadores del PRI serán ahora sí negociadores y no
solo operadores de Enrique Peña Nieto?
Todo será necesario para que el país no caiga en un bache de
inmovilización general y de malestar social, fenómenos indeseables por igual.
Si Enrique Peña Nieto hace buenos los pronósticos y hoy
triunfa en las elecciones, lo que sigue será ver qué capacidad de negociación
política y de crear acuerdos tiene el círculo rojo que lo rodea.
O sí llegó
el momento de integrar a lo mejor que tiene su partido en sus operaciones
políticas post electorales.
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