miércoles, 13 de febrero de 2008

La Columna de Garmendia

- La nueva manera de hacer negocios en México
- Los verdaderos amigos de Leonardo Valdés Zurita

La Historia de la relación entre los hermanos Cañedo White y Emilio Azcarrága Jean, puede calificarse como, lo menos, de inestable y llena de malagradecimientos, cuando no de plano se le llame traicionera o tormentosa.

Los hermanos Cañedo White, hijos del amigo más entrañable que tuvo Emilio Azcarrága Milmo,que fue Guillermo Cañedo, mismo que se convirtio en eje y brazo derecho para lograr el fortalecimiento de Televisa, para conseguir la odisea de que esa empresa logrará que se vinieran a México dos campeonatos mundiales de futbol en menos de una década que por esa misma razón un tiempo el estadio Azteca llevó en su honor el nombre de Guillermo Cañedo, son sobrinos carnales del ex secretario de Hacienda de Vicente Fox, Francisco Gil Díaz.

Los hermanos Cañedo White, fulminantemente fueron marginados en forma vergonzosa por Azcarrága Jean del consorcio que preside y los mandó preventivamente antes de correrlos de mandera definitiva, a que atendieran asuntos menores en Miami.

Después, ya con Bernardo Gómez y José Bastón como sus operadores estrellas, Emilio Azcarrága despidió de plano a los hermanos Cañedo por considerarlos innecesarios en sus nuevos proyectos. Entonces el estadio Azteca recobró su nombre original, mismo que le habían quitado para no hacerle el juego de imagen a la televisora que lleva el mismo nombre (AZTECA) y que es propiedad de Ricardo Salinas Pliego.

Pero como dijera el espía Jorge Castañeda en uno de sus libracos, ¡Sorpresas te da la vida! los Cañedo White regresaron a la férula protectora del ambicioso dueño de Televisa sin la menor explicación. Regresaron con el mismo misterio con el que se fueron.

Se dice que a tiempo Justino Compeán (hoy presidente de la Federación Mexicana de Futbol y del Club Necaxa, que es propiedad de Televisa y que juega en el feudo panista de Aguascalientes) y otros aliados y empleados de Televisa, avisaron a Azcarrága Jean de las extraordinarias relaciones existentes entre el tío de los Cañedo, es decir Francisco Gil Díaz, y el entonces precandidato presidencial panista, el locuaz Vicente Fox.

Allí parece que cambió la historia. Ahora Gil Díaz, después de haber cometido el delito de conflicto de intereses cuando laboró, al dejar el cargo de secretario de Hacienda de Fox, para el banco HSBC sin haber cumplido el tiempo al que la ley le obliga para desempeñar funciones en un empleo que pudiera beneficiarse de la información privilegiada que como funcionario del ramo tenía, trabaja para una empresa extranjera de telefonía en calidad de presidente.

Y curiosamente también Azcarraga Jean, que hace unos cuantos días aprovechó con su tío político un foro empresarial para denunciar al presidente Felipe Calderón de favorecer a las empresas extranjeras en perjuicio de las mexicanas, cuando precisamente Gil Díaz trata de abrir camino a la inversión para México en materia de telecomunicaciones a favor de sus ahora patrones españoles, pronunció aseveraciones a favor de la inversión extranjera en México, solo para telefonía y acusando a Carlos Slim de mil y una barbaridades, en el mismo escenario al que nos referimos que utilizó el dueño de Televisa para atacar al presidente de México.

Azcarrága adujo en ese lugar que a él nadie le había regalado nada de parte del gobierno mexicano.¿Habrá alguien en este país que le crea semenjante despropósito?. Y es más, Azcarrága dijo que estaría a la vanguardia en la conquista de mercados internacionales con su sola potencialidad empresarial sin necesidad de ningún apoyo del gobierno. Pero el asunto ahora refleja que Azcarrága y su tío el ex empleado de Fox, ya instauraron la descalificación y el agravio artero como forma de hacer negocios y presionar al gobierno.

En el sexenio pasado todo México supo de las razones por las cuales las relaciones entre Ricardo Salinas Pliego y Francisco Gil Díaz llegaron a un punto de quiebre y enfrentamiento casi sin retorno. Y ahora, utilizando el lenguaje y las malas artes de la calumnia, de pronto aparece en revistas internacionales de conocida relación con Azcarrága y con Gil Díaz, que una de las empresasmás perjudiciales para los microcréditos en México es Banco Azteca, "casualmente" propiedad del enemigo público número uno de Gil Díaz y de su adversario televisivo Azcarrága Jean, el exitoso Ricardo Salinas Pliego. Los microcréditos en la loca cabeza de Vicente Fox, eran un concepto de financiamientoa los precaristas predestinado a ser una inversión a fondo perdido. Fox fue el que pervirtió el sentido de los microcréditos en nuestro país, el cual había logrado gran éxito en Cánada, España, Alemania, Italia y hasta en Africa donde el premio Nobel Bonus, llamado el banquero de los pobres, financió exitosamente micreoempresas casi todas manejadas por mujeres. Aquí en México, la única empresa que por cierto nada tenía de micro y que manejada por una mujer, llevó el nombre ya maldito de Fundación Vamos México, consorcio que el presidente de los changarros le permitió poner a su esposa " La Señora Marta".

Esa parece ser la nueva forma de hacer negocios en México, Azcarrága Jean se maneja como un priísta de la calaña de Miguel Lerma Candelaria o del Negro Durazo y Gil Díaz no es sino un fiel remedo del vengativo Plutarco Elías Calles ejerciendo su poder en contra de aquel que osase contrariar sus designios u oponerse a sus ambiciones. ¿Hasta cuando señor Juan Camilo Mouriño dejará que este cochinero siga vulnerando las pocas posibilidades que tiene México de salir del atolladero económico y social en el que se encuentra?.

LOS VERDADEROS AMIGOS DE LEONARDO VALDÉS

Especulaciones en torno a los amigos, apoyos, solidaridades y demás yerbas que tuvo la llegada a la presidencia del Consejo General del IFE, van y vienen, casi siempre con verdades a medias. Los que sin duda son amigos viejos y leales de Valdés Zurita son Arturo Núñez y Jorge Alcocer. Y de los nuevos que lo recibieron como se merecía por sus méritos académicos, son el actual rector de la Universidad de Guanajuato, Arturo Lara y el académico Santiago López Acosta.

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