martes, 20 de septiembre de 2011

Gobiernos de Coalición

GOBIERNOS DE COALICION PARA TERMINAR CON GRUPOS Y CAMARILLAS.
José Luis Camacho Acevedo.
La propuesta iniciada por el senador Manlio Fabio Beltrones para que en el próximo sexenio se establezca en México la figura de un gobierno de coalición, de inmediato fue secundada por Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota, Marcelo Ebrad y Ernesto Cordero quienes, al igual que el sonorense, aspiran a obtener la candidatura presidencial de sus respectivos partidos para jugar los comicios de julio del 2012.
Constitucionalmente el debate sobre la figura de los gobiernos de coalición será sin duda un proceso que puede llevarse más tiempo del que amerita su pronta realización.
En el ámbito legislativo puede ocurrir que la idea de que México cuente con un gobierno de coalición, que opere ya en el próximo sexenio, es factible que sufra la penuria de los mañosos congelamientos de iniciativas porque llegan a afectar intereses individuales o de grupo, los cuales defienden los integrantes de las cámaras de diputados y senadores.
Si los partidos opositores a la mayoría priista, la que de manera evidente tienen gran afinidad con el ex gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, lo han motejado como el diputado 501 (que ahora volverá a ser el 500 en lo que toma protesta el suplente del legislador guerrerense recientemente asesinado) en el senado los beltronistas también sufren los embates opositores que por simple definición votan en contra de las propuestas priistas.
Calderón debe recordar que las reformas por las que hoy clama, él las congeló en sus tiempos de legislador.
La experiencia reciente del congelamiento de las iniciativas de reforma política, laboral y de seguridad son una muestra indiscutible de que, antes de pasar por la prueba de un referéndum ciudadano, se debió a que no cuadraban con los intereses de quienes en realidad, sin necesidad de tener un escaño o una curul, deciden el comportamiento de los llamados representantes populares.
En el supuesto anterior se encuentra Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador, Ernesto Cordero y Marcelo Ebrad. Los casos de Beltrones, quien continúa en funciones, y de Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel que aún con licencia de sus respectivas diputación y senaduría siguen teniendo la impronta de ser miembros del poder legislativo, Su caso tiene otro matiz aunque en realidad se comportan igual que los primeros.
Un gobierno de coalición debe superar en México la vieja cultura del “grupismo” que es el preámbulo del autoritarismo.
En España los socialistas no conservarán el poder seguramente porque José Luis Rodríguez Zapatero no ha tejido las alianzas necesarias con las representaciones más importantes de la península, como los vascos o los catalanes, y por eso éstos no se sienten comprometidos con el nuevo proyecto de presidente de gobierno que propondrá el PSOE.
En Inglaterra le ocurrió lo mismo a un primer ministro sumamente popular como Tony Blair quien se perdió en las frivolidades y descuidó las alianzas, tan necesarias en un imperio repartido en muchos rincones del mundo y tuvo que regresar el poder a los conservadores.
Si no se establece el gobierno de coalición para el próximo sexenio en México este país seguirá siendo un aquelarre, igual o peor, que en el que nos tiene sumidos Felipe Calderón.
Hay muchos cuadros dentro del PRI que al ver la bufalada que ya rodea a Enrique Peña Nieto, sentirán que no tienen lugar en la nueva lista de amigos.
Su alternativa para evitar esa temporal muerte política será acercarse al senador Beltrones en busca de protección política de la camarilla que ya se siente gobernando en los Pinos.
Y si eso pasa en el PRI, una vez que ocurran los destapes en el PAN y la coalición que comanda Andrés Manuel López Obrador dentro del PRD, PT y Convergencia, el mismo fenómeno se presentará entre los que se sientan perdedores.
En el PAN se volverán rebeldes Fox, Martha, Santiago, Cerisola, Corral entre otros. En el PRD seguramente que Marcelo si llega a perder la candidatura se moverá hacia el pan en una negociación de las que tanto gustan a su guía política Manuel Camacho Solís.
Pueden discutirse técnicas jurídicas, parlamentarias o debates constitucionales de los pros y los contras de los gobiernos de coalición.
Pero por si no lo saben los grupos y camarillas que hemos mencionado, al pueblo no le interesan los destinos de los marcelos, los peñas, los beltrones, los pejes, los corderos, los calderones y demás grupos de interés. Lo que la sociedad demanda son gobiernos eficientes, transparentes y honestos. En este último supuesto con un énfasis especial en los fenómenos de la impunidad y la corrupción.
Un gobierno de coalición no aplica necesariamente en el modelo de un gobierno abierto. Pero ofrece la posibilidad de una regulación que puede hacer posible la vigilancia de las entidades coaligadas, una siempre sobre las otras y de recurrir a la opinión de la sociedad para definir la aplicación de políticas públicas fundamentales.
No se trata de institucionalizar los pleitos entre grupos o camarillas de políticos. Lo que se pretende es construir una forma de gobierno en la cual la presencia de las diferentes fuerzas políticas en las decisiones fundamentales de un gobierno, se hagan siempre atendiendo el reclamo de una sociedad que vive diariamente en un país hasta ahora asolado por el autoritarismo gubernamental que permite corrupción, impunidad e ineficiencia.

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