lunes, 2 de enero de 2012

Quién Miente a Enrique Peña Nieto?

¿QUIÉN LE MIENTE A ENRIQUE PEÑA NIETO?
José Luis Camacho Acevedo.
“Para mi amigo David López Gutiérrez, comunicador experimentado y hombre de lealtades que vive hoy el momento crucial de su vida”.
La más peligrosa actitud de los cercanos al Príncipe, es aquella que los hace mentir para mantenerlo satisfecho de cada una de las acciones que realiza es acertada y en esa forma conservar su posición en torno al hombre del poder.
Después del traspiés de la FIL, y algunos incidentes que le siguieron nada afortunados para Enrique Peña Nieto, que sigue todavía como puntero en las preferencias electorales en la carrera presidencial de este naciente 2012, es indiscutible que su imagen fue afectada; que perdió más de los tres puntos que subió Andrés Manuel López Obrador después de la FIL; que el mal gobierno de Felipe Calderón es uno de sus principales activos porque Peña representa el cambio pero que a eso se pueden atener.
A Enrique Peña Nieto le miente TELEVISA. Los asesores que se dice han llegado del equipo de esa empresa al entorno del precandidato presidencial del PRI, no son los mejores constructores de imagen que existen en el país.
El electorado mexicano es un caso único. No se le puede asimilar al comportamiento de un votante como el norteamericano. Menos de un francés o de uno de los países del Medio Oriente que siguen en plena efervescencia social en busca de una democracia que los lleve a encontrar un gobernante que los saque de la postración en que viven.
En México el contexto de la búsqueda de una democracia efectiva y respetada, se incubó cuando el PRI abandonó sus principios al llegar a la mitad de sus 70 años de gobierno y se convirtió en productor de gobiernos corruptos y represores. Es injusta la generalización de los presidentes de la república que surgieron del PRI en los 35 últimos años en su prolongado ciclo en el poder, pero en su mayoría se comportaron de esa forma.
El PAN salió un alumno aventajado del viejo PRI. En el 2006 le sabotearon el triunfo a Andrés Manuel López Obrador a través de burdas artimañas. La sociedad les había retirado su confianza después de estremecerse con el enriquecimiento brutal de personajes emblemáticos de la corrupción como Cosme Mares, primerísimo prestanombres de Vicente Fox, o de los hijos de Marta Sahagún. Ese es apenas una señal destacada de una lista que embarra a cientos de panistas a quienes metió en la ambición del dinero los últimos 11 años.
Y con Felipe Calderón su estela de corrupción culmina con la inauguración cínica de su monumento Estela de la Luz, donde los sobreprecios, el contubernio con las constructoras y la inutilidad de ese pavoroso gasto marcan el estilo del calderonismo de servirse del poder para lograr fortunas dignas de un sultán.
Esa y no otra, es la razón por la que el electorado ya no confiará más en la promesa de un panista que llegue a una campaña presidencial con los antecedentes de Vicente Fox y Felipe Calderón.
Pero eso no le basta a Enrique Peña Nieto para sentirse ya el ganador de las elecciones que vienen.
El mexiquense parece no confiarse ya más de los que le venden el triunfo gracias a su solo carisma y al mal gobierno panista. Relevó a la encargada de redes sociales de su campaña tras el pasmo que le causaron el traspies del FIL y los que le sucedieron en el amargo diciembre del precandidato priísta.
La nueva responsable debe saber que el modelo para manejar las redes en una campaña presidencial no debe parecerse a los de Estados Unidos o europeos. Tal vez la forma en que las redes incidieron en Medio Oriente tenga elementos rescatables para Peña.
Yo vi muy de cerca las causas que llevaron a fracasar consecutivamente a tres comunicadores presidenciales, Carlos Salomón, Carlos Almada y Fernando Lerdo de Tejada. Los tres con prendas personales valiosas. Pero el primer error de sus gestiones fue tratar de adaptar modelos extranjeros de transmisión del mensaje presidencial a la sociedad.
A Peña es obvio que algunos de sus cercanos tratan de engañarlo a través de encuestas, silogismos electorales, campañas de imagen, presentación de candidatos a gobernadores que cobijan sus intereses pero que por ahora, nada tienen que ver con la construcción de un conjunto de priístas que ayude a su precandidato presidencial a ganar el 2012 en marcha.
Recuerdo el día en que presenté a mis hijos a Enrique Peña en un restaurante de la ciudad de México. Yo les dije este va a ser el próximo gobernador del Estado de México.
Años después, ante la evidencia de su exitosa gestión en el gobierno mexiquense, me dijeron José Luis y Adrián: El Lic. Peña Nieto no solo va a ser el candidato a presidente de México del PRI, sino que va a ser el próximo presidente del país para salir de estos años negros del panismo.
Y la predicción, llena de afecto desde luego, de esos jóvenes se cumplirá muy probablemente.
Pero Enrique Peña Nieto tiene que saber que el Príncipe debe escuchar a los que saben; no solamente a los que les paga o los que le adulan.
La presidencia está en riesgo para Peña. López Obrador es un contrincante leal del mexiquense. Pero su campaña avanza y de ninguna manera está descartado su triunfo.
La reflexión solitaria parece ser en estos tiempos, el mejor aliado de Enrique Peña Nieto.

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