miércoles, 23 de mayo de 2012

Isabel Miranda y su ·"maternalismo" ligth.


Arrebato de maternalismo

Héctor Barragán Valencia

La señora Isabel Miranda, candidata del PAN a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, en un arrebato de maternalismo (neologismo acuñado por Jesús Silva-Herzog Márquez), que implica subordinación paternalista, ajustado a un lenguaje feminista, promete apoyar a las mujeres embarazadas “en desamparo” para que el aborto no sea su única opción, es decir, el gobierno de la ciudad tendría que encargarse de su manutención durante el embarazo y hasta tres meses después, periodo de gracia que les darían para encontrar empleo. Esta ocurrencia, disfrazada de política social, pone a tono la campaña local del PAN con la nacional, por eso de la oferta de una política “diferente”.
La gran diferencia que ofrece el PAN es más gobierno, no menos, como lo aconseja su ideario político. Pero además de ser un disparate, tiene graves implicaciones políticas. Es un disparate porque difícilmente podrá distinguirse a las mujeres embarazadas “en desamparo”. Las consecuencias de una decisión de tal naturaleza son dos: puede alentar a que todas las embarazadas se declaren en desamparo, lo cual implicaría que, de la noche a la mañana, la ciudad tuviera que hacerse cargo hasta de 160,057 embarazadas cada año, de acuerdo con el número de nacimientos que reporta el INEGI en el censo de 2010; el otro efecto posible es que fomentaría la natalidad.
Pero a mi juicio lo más grave de esa ocurrencia es que el PAN intenta, por la puerta de atrás, despojar a la mujer de un derecho sagrado: la libertad de toda persona sobre su cuerpo, o sea, que nadie ejerza coacción o dañe la integridad física y psíquica del hombre. Tal artimaña hace suyo el legado del PRI a la política, aquél que enseñó a comprar con dádivas el voto, lucrando con la necesidad de las personas en este país de abismales desigualdades. Ahora se quiere comprar el cuerpo y la voluntad de la mujer con una promesa que posiblemente no sea cumplida. Todo sea por evitar una política universal que consagre el derecho de todo humano a alimentos, abrigo, techo, salud y educación.
Los regímenes que han intentado adueñarse de la libertad personal son los absolutistas: el nazismo y el estalinismo son los más cercanos a nuestra experiencia. Esa es la dirección a donde conducen a la señora Miranda sus asesores. Creo que desconoce los riesgos de ese maternalismo que desemboca en el fascismo. Considero que es una persona liberal, por lo que es extraño el viraje de su tesis inicial, cuando prometió respetar la libertad de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.



¿Nos ganarán?

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