LÓPEZ OBRADOR LIDER SOCIAL INDISCUTIDO Y LOS LASTRES
DE SUS PARTIDOS.
José Luis Camacho Acevedo.
La capacidad de convocatoria en el DF mostrada en su
cierre de campaña ayer por Andrés Manuel López Obrador es una hechura política
indiscutible.
El tabasqueño logró una concentración popular sin
precedentes en el zócalo de la Ciudad de México. Esa es una manifestación que
ratifica su condición de ser uno de los líderes sociales más importantes de
México, tal vez el primero de ellos.
Tuvieron que aglutinarse en su torno los
representantes de la abigarrada figura de “corrientes de izquierda”, no todas
leales al candidato presidencial de MORENA. Los líderes de las tribus y la masa
crítica de los intelectuales que lo apoyan estuvieron en el mega cierre de campaña
de Andrés Manuel López Obrador porque de otra suerte quedarían fuera del
movimiento izquierdista más respetable que se haya dado en México desde hace
décadas.
Los Chuchos o Movimiento Ciudadano ya no son nada en
el espectro de los colectivos políticos del país sin estar al lado de Andrés
Manuel López Obrador. Individualmente le ocurre lo mismo a los santones de los
movimientos ciudadanos o líderes de opinión. Lo mismo para figuras como
Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Miguel Ángel Mancera y
muchos etc, que para intelectuales como René Drucker o Elena Poniatowska.
El músculo que mostró ayer en el Zócalo Andrés Manuel
López Obrador abre la posibilidad de lograr la conformación de un gran partido
político de izquierda que cancele, de una vez por todas, el colaboracionismo
venal de tribus y membretes simulando la existencia de organizaciones políticas
reales.
MORENA como partido político es la posibilidad más
trascendente que haya tenido la izquierda desde hace ya mucho tiempo de tener
un rostro principal ante la sociedad. Y MORENA es un trabajo político de Andrés
Manuel López Obrador.
El PRD con los chuchos; Movimiento Ciudadano que solo
existe en la parcela veracruzana de Dante Delgado y el PT de Alberto Anaya que
es el partido izquierdista que mayor lealtad ha mostrado a MORENA, ya hace años
que dejaron de ser un equilibrio social entre el poder y los grupos emergentes
de la nueva sociedad mexicana.
Las encuestas, aunque ahora traten de ser denostadas,
que no ignoradas, por los políticos que no se ven favorecidos con ellas,
prefiguran que a pesar de la fuerza social indiscutible de López Obrador, no
logrará ganar las elecciones del 1 de julio próximo.
Queda claro que los mitos que le sobredimensionaron al
tabasqueño de rencoroso, mesiánico y absolutista han sido superados por su
tenacidad política y SU CAMBIO DE ACTITUD.
Ayer dijo que no traicionaría a México. Y la autoridad
moral que le respalda para afirmar lo anterior radica en su personal
honestidad, no en el respaldo de los partidos que lo registraron como su
candidato.
Y no traicionar a México en estos momentos significa
dejar de lado las obsesiones personales y comprometerse a seguir representando
los intereses de grupos marginados socialmente que existen en todos los
rincones de nuestra geografía.
Ayer Andrés Manuel López Obrador se consolidó como
líder social de las causas y desigualdades de muchos mexicanos. Pero igual ya
nadie discute que es el único líder respetado de la izquierda política en
México.
MORENA debe
convertirse ya en partido político. Es la única posibilidad, visible en lo
inmediato, de una izquierda competitiva al reconvertido PRI que ha caminado con
éxito, bajo la figura de Enrique Peña Nieto, de ser un partido de grupos y
camarillas, a convertirse en una organización más cercana a sus orígenes que
fueron, igual que los que ahora tiene MORENA, que buscaban reducir
desigualdades sociales y marginalismos en México.
El
PAN tardará años en recuperarse del descrédito social en que lo sumieron Fox y
Calderón.
MORENA
es la alternativa.
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