miércoles, 18 de julio de 2012

Gustavo Madero es un payaso, dice José Luis Camacho


GUSTAVO MADERO: UN REBELDE DE OROPEL TARDÍO Y TONTO.
José Luis Camacho Acevedo.
Repudiado por los principales grupos del panismo, el dirigente nacional de ese partido, Gustavo Madero, se cuelga de la inviable impugnación de Andrés Manuel López Obrador contra de Enrique Peña Nieto para tratar de salvar un lugar en la escena política nacional, lugar que Madero hace ya tiempo que perdió de una manera indigna.
Pasa a la historia del panismo como el “líder” que traicionó a todos sus compañeros y los llevó a una derrota estrepitosa que concluye con la pérdida del poder.
Desde luego para un tipo mediocre como Gustavo Madero es demasiado concederle que fue el factor único de la derrota panista el pasado 1 de julio. Madero fue simplemente un elemento más de una comedia de equivocaciones de un partido con una gran tradición opositora en México, comedia en la que el “liderazo” del partido jugó el triste papel del Tancredo político.
Justo en los momentos en que su compañero de partido, presidente de la república y por lo tanto el panista más distinguido de México, Felipe Calderón recibía en Los Pinos al inminente nuevo Jefe de la Instituciones del país, Enrique Peña Nieto, al ingenuo de Madero se le ocurre hacerle inconforme. Él que ha sido toda su vida un conformista, papel que le ha permitido sobrevivir en la política derechista por el puro recuerdo que invoca su apellido, se lanza con declaraciones descalificatorias de la incuestionable victoria electoral del mexiquense.
En Sinaloa, la tierra de un panista de valor como fue el Maquío, Madero habla de que Peña Nieto ganó con engaños y billetazos.
Cuestiona el papel de los medios de comunicación y de las encuestadoras. Triste Gustavo Madero, en seis años no vio, cuando pasó siempre delante de su nariz, la forma en que se trató de montar una elección de estado para mantener el poder.
Madero fue el principal estorbo de Josefina Vázquez Mota y la vergüenza visible de un panismo sin cuadros del nivel que otrora tuvo ese partido.
Billetazos? Y los inmensos recursos federales que se gastaron para apoyar a Josefina Vázquez Mota nunca los vio “Maderito”?
Las mapacheadas como la ocurrida en Celaya donde se encontraron costales con boletas cruzadas a favor del candidato a gobernador del PRI, Juan Ignacio Torres Landa, quién les ganó el 60% de la población aunque gracias al dispendio, en efectivo, con despensas y con presiones de quitar a los electores los beneficios de los programas sociales, lograron imponer a un débil triunfador como Miguel Márquez.
Madero ya se perdió completamente. Le restaba el capital de ser un perdedor demócrata. Lo echó por la borda azuzado por algún interés. Madero por sí solo no es capaz de convertirse, de la noche a la mañana, en el beligerante y testarudo de Andrés Manuel López Obrador.
El tabasqueño tiene base social, sin duda importante, aunque no le fue suficiente para ganar la elección. Gustavo Madero no tiene nada políticamente hablando.
Oportunidad de oro para las corrientes panistas que impulsan la dimisión de Madero de la dirigencia de ese partido, tal y como lo hizo en su momento Germán Martínez Cázares después de la derrota sufrida hace tres años.
Los que quieren renovar al PAN, como Margarita Zavala, tienen la palabra.

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