domingo, 25 de septiembre de 2011

Anonymous: amenaza creciente o protesta social?

columnas

Los gobiernos y las grandes empresas contra los hacktivistas

Federico Arreola

@FedericoArreola
2011-09-25

“¿Por qué el mundo tiene miedo a los hacktivistas”, pregunta Joseph Menn, corresponsal del Financial Times en San Francisco, en un muy buen texto que le publica ese influyente diario inglés (http://www.ft.com/cms/s/2/3645ac3c-e32b-11e0-bb55-00144feabdc0.html # ixzz1Yw6swUKP ).

El autor analiza las actividades de Anonymous, el grupo de ciberactivistas que, en todo el mundo, firmando sus ataques con máscaras de Guy Fawkes, ha puesto de cabeza a los sistemas de las más poderosas organizaciones públicas y privadas. En México, recientemente, echaron abajo algunas de las páginas web del gobierno federal, como la de la Secretaría de la Defensa, la del Cisen y la de la Secretaría de Seguridad Pública. Y lo hicieron riéndose y hasta pitorreándose de las amenazas de los voceros de Felipe Calderón.

¿ Guy Fawkes? Para quienes no lo recuerden, fue un conjurado católico inglés del siglo XVII. Participó en la famosa “conspiración de la pólvora”, mediante la cual se intentó eliminar al rey Jacobo I y a toda la aristocracia protestante. La idea era volar el parlamento con 36 barriles de pólvora. A Fawkes se le descubrió, se le torturó y se le ejecutó con los otros conspiradores.

En una época reciente, utilizando una máscara de Fawes, un anarquista vengador hace de las suyas en un comic antitotalitario. Esa máscara es el símbolo de Anonymous.

Pues bien, en el Financial Times, el señor Joseph Menn analiza, creo que muy bien, aunque desde el punto de vista de los gobiernos, lo que hace el grupo Anonymous.

Empieza el autor del texto con una referencia a Martijn Gonlag, de 19 años de edad, un ciberactivista de los Países Bajos que fue detenido por la policía. Gonlag, que vive a 100 kilómetros de Ámsterdam, en Hoogezand-Sappemeer, fue interrogado durante dos días en espera de un juicio que podría mandarlo a la cárcel durante seis años. Se supone que él participó en los ataques electrónicos a los sitios web de Visa, MasterCard y otras instituciones que habían dejado de procesar donaciones para WikiLeaks.

Gonlag le dijo al Financial Times que, como a Wikileaks no se le ha acusado de nada, se trabajaba contra los gobiernos y las empresas que no actúan correctamente.

Joseph Menn dice que el estado de la tecnología de seguridad en general es tan débil que funcionarios de inteligencia ven a los ataques cibernéticos como una de las mayores amenazas a las potencias occidentales. Y es que Gonlag resulta apenas uno de los miles de seres humanos, altamente calificados o no, “que se han unido a una ola sin precedentes de lo que se ha denominado ‘hacktivismo’, en referencia a la combinación de la piratería informática con el activismo político. El más grande y más conocido de estos grupos es Anonymous, una turba virtual que hace que sea fácil para las personas con poca aptitud tecnológica participar en las protestas, muchas de ellas ilegales”.

El problema principal para los gobiernos y las grandes empresas es que la amenaza de aprehensiones no disuade a la mayor parte de los seguidores de Anonymous, apunta el corresponsal del Financial Times.

Pero, al menos así interpreto las palabras de Joseph Menn, del Financial Times, los servicios de inteligencia ya manejan con relación a Anonymous el gastado argumento utilizado contra toda clase de organizaciones, criminales o no, que ponen en riesgo al sistema: “Hay indicios de que Anonymous está siendo destrozada por dentro. Las luchas internas por lo tanto podrían terminar el trabajo que la policía –enfurecida por los ataques a la CIA, el FBI y los contratistas de defensa de Estados Unidos– apenas ha comenzado”.

¿Será cierto? No lo sé, pero si se me obligara a dar una respuesta diría que no es así, a pesar de lo que argumenta el redactor del Financial Times: “La división más importante se da entre la dirigencia y las bases. Gonlag sufrió su propio cambio de corazón cuando vio al administrador de un chat de Anonymous animar a un menor de edad a descargar el software que lo había llevado a su fin de semana tras las rejas. El veterano le dijo al adolescente que no estaba en peligro debido a que la herramienta de ataque sería la máscara de su dirección de internet… ‘Eso me demostró que está intentando utilizar a los niños a hacer trabajo sucio’, recordó Gonlag”. Y este ciberactivista se fue de Anonymous o, al menos, eso dijo.

Pero si una golondrina no hace verano, el hecho de que un activista electrónico detenido por la policía renuncie a sus actividades, o afirme que lo haga, no implica necesariamente que la organización Anonymous esté en vías de ser desmantelada. Pensar lo contrario es engañarse, algo que, por cierto, es propio de las mentalidades burocráticas.

En fin, el periodista del Financial Times que he citado aquí dice también que, para sus admiradores, el “hacktivismo refleja la importancia creciente de la tecnología en cada vez más aspectos de la vida”. Es la verdad, ya que internet ha democratizado la opinión, antes concentrada en unos cuantos, poderosos medios. Si en el pasado opinar era el privilegio de unos pocos con acceso a las grandes compañías mediáticas, hoy cualquiera lo puede hacer en un blog, en las redes sociales o inclusive publicando un libro electrónico.

Para otros, dice el señor Joseph Menn, para los que han perdido negocios o a los que se les ha robado información a través del hacktivismo “Anonymous sienta un precedente peligroso”.

Por lo mismo, sostiene Menn, incluso a algunos partidarios de Anonymous les preocupa que si el grupo continúa su curso actual se podría desencadenar una reacción legislativa para acabar con la privacidad en internet. Tal cosa podría ocurrir, evidentemente, pero el estado de la tecnología ofrecería posibilidades infinitas para burlarse de las nuevas leyes que se hicieran. Así lo veo.

Cita el Financial Times a Steven Chabinsky, subdirector del FBI. Esta persona afirma que su agencia está poniendo mucha atención a Anonymous y a otros grupos. En este asunto, el aliado más importante del FBI es Scotland Yard. Son dos agencias de investigaciones mayores, tal vez las más potentes del mundo. Y van contra los ciberactivistas.

O sea, la cacería de los hacktivistas va en serio. ¿Podrán los gobiernos y las grandes compañías derrotarlos? No veo cómo.

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