LA IMPUGNACION DE LÓPEZ OBRADOR Y LOS LASTRES DE PEÑA NIETO.
José Luis Camacho Acevedo.
Andrés Manuel López Obrador decidió ya de manera definitiva
impugnar el resultado de las elecciones celebradas el 1 de julio. Para ello
designó como cabeza de su grupo de abogados a Jaime Cárdenas, personaje de
amplia experiencia en materia electoral que ahora es militante del Partido del
Trabajo.
Los alegatos se basan fundamentalmente en la inequidad que
hubo entre los candidatos presidenciales. Será casi imposible que bajo ese solo
supuesto, Jaime Cárdenas logre que los magistrados del TRIFE lo acepten y, en
su escenario óptimo, se anule el proceso electoral que acabamos del que somos
actores cerca de 50 millones de mexicanos.
Hasta allí lo esencialmente jurídico del futuro de la
decisión de López Obrador de impugnar el proceso electoral.
Lo político y lo mediático son otra cosa.
No son pocos los más de catorce millones de votos obtenidos
por el tabasqueño para demostrar que su reclamo lo respalda una base social muy
importante en México. Tampoco son menores los 20 millones de votos que obtendrá
Enrique Peña Nieto, que son seis millones de ventaja sobre el hombre de
Macuspana, como muestra de una legitimidad política que jamás tuvo Felipe
Calderón.
La sensibilidad popular ha señalado como lastres de Enrique
Peña Nieto varios elementos considerados como negativos que se mantuvieron a lo
largo de su campaña.
Ayer los jóvenes del considerable número, aunque haya sido
artificialmente creado, movimiento #Yo Soy 132 brincaron en su protesta ante el
resultado de las elecciones frente a las instalaciones de Televisa. Y la verdad
es que el protagonismo de esa cadena televisora en la campaña presidencial
afectó mucho la imagen del mexiquense en su tarea proselitista.
Los noticieros de Televisa han perdido mucha credibilidad.
Programas de “análisis político y social” como Tercer Grado se han convertido
en una feria de vanidades y un desfile de pontífices que fastidian a la
audiencia y los abandona.
Pero ellos insistieron en mostrarse como los “encausadores”
de la opinión pública a favor de Enrique Peña Nieto y los operadores del
político de Atlacomulco no supieron como parar esa negativa impronta.
Y ahora para el equipo de Enrique Peña Nieto quitarle el mote
de que fue el candidato Televisa será una tarea larga y difícil. No solo los
muchachos del #Yo soy 132, que no le aportaron votos a AMLO pero que se han
convertido en los más eficientes promotores de su impugnación al proceso
electoral, forman parte del creciente número de organizaciones sociales,
diferentes al SME o de personajes como Fernández Noroña, que simpatizan con el
tabasqueño.
El resultado final de los comicios otorga un suficiente 7%
aproximado de ventaja a Peña Nieto sobre López Obrador. Son muchos millones de
votos. Pero la cifra última es muy diferente a lo que vino presentando, por
citar un caso paradigmático de periodismo oficioso y acomodaticio, Milenio
Televisión a lo largo de 100 días con la increíble encuesta GEA-ISA que
presagiaba una victoria de Peña Nieto por más de 20 puntos porcentuales.
Es una estimación totalmente opuesta a la realidad la
realizada por Milenio TV y GEA-ISA, que por lo demás es una casa encuestadora
ligada a Jesús Reyes Heroles y el fallido director del CISEN calderonista
Guillermo Valdés, que en el 2006 se atrevió a publicar un sondeo en el que daba
más de 16 PUNTOS DE VENTAJA A CALDERÓN
SOBRE AMLO, cuando el final el resultado fue apenas de un cuestionadísimo 0.47%
aproximadamente para el panista.
Vaya tarea difícil la de tirar lastres. Pero a eso está
obligado el equipo de Felipe Calderón. Y estos son apenas muestras protagónicas
de lastres mediáticos que hacen más política que periodismo.
Falta aún empezar a tirar los lastres políticos.
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